28.10.07

27 y 28.10.1999

27.10.99

La verdad es que no pensaba escribir tan pronto, pero como empiezo a temer por mi integridad neuronal y por el almacenamiento en memoria de mis vivencias, voy a contar estos dos días, que tampoco han estado nada mal. Antes de nada, le dedico un recuerdo solemne al maestro Antonio, de quien me acordé el lunes. Resulta que una chiquita se pasó toda la noche del Domingo al Lunes estudiando para un examen que tenía el lunes y al final va y se queda sobada. Y claro, me tuve que acordar del famoso examen del que el maestro no sabía si comenzaba a las 9 o a las 10 de la mañana, con lo que resolvió ir a la escuela a las 9:30. Esa es la mejor forma de compaginar el sueño y los exámenes...

Sigamos. Ya empiezo a recordar vagamente el lunes. Fue una fecha señalada por ser el cumpleaños de Marcos, mi compañero de piso arquitecto. Para celebrarlo quisimos comprar una botellita de cava, pero a la hora de ir a buscarlo, la tienda que monopoliza la venta de alcohol ya había cerrado, así que nos conformamos con una tartita de bayas. Así que después de un ratito en el gimnasio mirando a las musarañas, nos metimos el salmón que sobró del día anterior entre pecho y espalda y tuvimos una pequeña celebración en familia: Marcos, Jose, Hugo, Alex y yo. Nos tiramos hablando hasta las tantas y acabamos rapiditos en la cama.

Atención, se interrumpe la programación habitual para informar de que está saliendo el sol, acontecimiento totalmente insólito en este lugar. Estoy por dejar esto colgado y ver si me pillo algún rayito solar.

El martes fue gracioso, con una clase de francés en la que no me salían las palabras (estaba dormido y un poco aburrido). Después vino la comida. Esperando encontrarme la historia de siempre, cual es mi sorpresa al ver que había paella. Habría diversificado su negocio Scaty después de que rescindieran su contrato con la cafetería de Teleko? Venciendo mi escepticismo se dije al queso de burgos que servía que quería Paella, a lo que me respondió algo como "Houngh". Mi corta experiencia en este país me hizo deducir que realmente quería decir "Einh?" (es que ni para preguntar cambian la entonación). Le señalé con el dedo lo que quería comer y me dijo "Ah, páela" "Si, majo, eso mismo" En contra de la opinión de otro chaval me pareció que estaba bastante pasable. Por cierto, hoy me he fijado en que los cristales detrás de los que se encuentra la comida son tintados, no sé por qué será, como para fiarte de lo que te ponen.

Después del arduo día de trabajo, nos dimos cuenta de que para seguir sobreviviendo nos haría falta seguir comiendo y de que nuestra despensa había tocado fondo. A hacer la compra. A mi se me ocurrió la machada de ir corriendo al Prisma, un centro comercial a unos 5 o 6 km (calculo como mucho). Animoso le dí mis cosas a Marcos, que iría en bus y solo me quedé con el bonobus, por si me perdía, ya que eran las 8 de la tarde y el sol hacía ya mucho que había dado paso a la noche oscura. Me puse a correr, sintiéndome muy contento ya que no hacía nada de frío. Tampoco llovía, pero había tal humedad en el ambiente que era como si estuvieses debajo de un calabobos. El camino era muy bonito, paralelo a la carretera y discurría entre árboles altos. El problema es que había muy poca visibilidad, a 400 metros no se veía nada, solo si había una luz, podías ver que ésta estaba allí. Y pasó lo que tenía que pasar. En un meandro del camino en el que se separaba un poco de la carretera que yo

tenía que seguir me perdí.

Traté de orientarme, pero no había luna y las luces de las carreteras ya no me servían de ayuda, ya que no sabía si se trataba de la mía o de otra. En cuanto vi a alguien le pregunté y me indicó que tenía que volver sobre mis pasos una cierta distancia y luego doblar a la izq. en el cruce siguiente. Así lo hice y cuando vi ante mi la carretera, no esperé al cruce y acorté campo a través con la buena fortuna de atinarles a todos los charcos justo en el centro y acabar criando renacuajos en los calcetines. Además, como había vegetación alta se me mojaron las piernas. Pero por lo menos estaba en el buen camino. Y el supermercado que no aparece. Pero, estaba en el buen camino? Un rato más tarde me paro a preguntar y efectivamente, NO estaba en el buen camino. Tenía que retroceder otra vez cosa de un km y luego volver a tirar a la izquierda, dando un giro de casi 300 grados (una especie de V invertida) y correr otros 3 o 4 km. Me pregunté si podría atajar campo a través. Menos mal que había aprendido la lección, ya que de haber acortado se me hubiesen vuelto a mojar los pies, esta vez a la altura de las orejas. Resulta que entre mi y mi carretera había un lago que me impedía ir por el camino más corto.

Al final llegué 10 minutos antes del cierre, menos mal que Marcos ya había comprado casi todo lo necesario, pero acabamos siendo los últimos en salir del centro comercial. Por si fuera poco lo que corrí, no nos llegaba el dinero y tuve que correr hasta el cajero para sacar más dinero. Menos mal que en casa nos tenían preparada la cenita, que nos metimos gustosa pero aceleradamente para poder ir a ver Scream, una película supuestamente de miedo. El peor momento para mi fue uno en el que se ponía tensa la situación y de pronto noto algo en el bolsillo. AAAHHH!! Qué era eso? Era el teléfono, que vibraba porque estaba recibiendo una llamada. Vaya momento para llamar, pero bueno, luego me alegré de que me hubiesen llamado.

Y hoy he ido a la piscina a ahogarme un rato y a meterme un poco a la sauna. Esta vez había un vejete considerado que solo echaba dos cazos de agua cada vez, pero cuando yo me fui, oi antes de cerrar la puerta tras de mí como empezaba a echar cazos y cazos y cazos. Me alegré de verle salir 5 minutos después. Y como me siento gordete, esta noche hay otra sauna, en la Uni. Parece ser que es la presentación en sociedad de los nuevos ingenieros electrónicos y se celebra una sauna multitudinaria para ingenieros (Tekkarisauna). Ya os contaré que tal. Por cierto, me he comprado un mono de esos que usan para no manchar la ropa en las fiestas y el de mi carrera es negro. Parezco un deshollinador. A ver si se me aparece Mary Poppins la próxima vez que me lo ponga.

Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las???

Muchos besos


Tobias


28.10.99

Buenos días nos de Dios!

Me temo que me veo de nuevo arrastrado a la vorágine fiestera y a las 4 o 5 horas de sueño por noche. De hecho, voy a retomar las palabras que tanto resonaron en Toulouse: La palmo!

El caso es que tras un miércoles sin sobresaltos y con un revuelto de champiñones, se presentó la posibilidad ya anunciada, creo, de ir a la Sauna de Ingenieros. Nunca había ido antes, así que me dije: "Si te tiras una semana y más sin ir a la Sauna, puedes ir dos veces en el mismo día." Ya había ido por la mañana en la piscina. El caso es que tras un breve paseo por un atajo atravesando el bosque, a la luz de la luna y las estrellas, llegamos a la sauna. Era una construcción preparada para montar fiestorros, con la sauna como anexo a una sala que hacía las funciones de bar, con su barra, su música, chimenea, etc...

La fiesta la organizaba una especie de hermandad de una de las carreras, con lo que había muchísimos Finlandeses. Después de un rato de charla, nos metimos a la sauna. Curiosa experiencia, una veintena de personas apretada en porretas en la sauna y cantando canciones en Finés. Estaba gracioso, mucha gente entraba con su cerveza e incluso había una neverita dentro de la sauna, todo muy profesional. También había estudiantes internacionales y algunas chicas, y era gracioso ver cómo aumentaba la cantidad de gente en la sauna cuando entraba una de ellas. Gumias. La rutina era: Ducha, meterse en la sauna, berrear un poco, ya que la letra de las canciones sigue siendo un misterio, aunque, como en las iglesias, tenían librillos con las canciones de las saunas. Muy profesional. Luego aguantar al pesado de turno que caldeaba el ambiente echando agua en las piedras calientes, charlar un rato con el que estaba al lado y al final, salir al porche de madera, protegidos sólamente por una toallita (anoche ha helado) Lo peor era el suelo que se mojaba con nuestra humedad y luego se quedaba frío frío, pero al principio no sientes el frío en el cuerpo. Es muy gracioso, según sales, empiezas a echar humo por todos los lados, parece una autoinmolación, una autoevaporación. En este último paso descubrí que debía haberme probado la toalla antes de ir a la sauna, ya que recogí calificativos como "centurión" o "Tarzán" (de los españoles, a los Finlandeses les da igual como vayas). La verdad es que era pequeña la toalla, en sus dos dimensiones. Me la podía ceñir, pero iba enseñando jamón, como con las faldas de los modistas. Pero bueno, después de estar desnudos en la sauna, a quién le importa que asome un poco de pierna? Pues este ciclo se repetía varias veces, en mi caso durante un par de horas casi. Se podrán preguntar "qué monótono, no?" Pero no, a pesar de ser esa la rutina preestablecida, a cada ciclo cambiaban un poco las cosas. La gente iba cada vez más bebida y de pronto los Finlandeses, además de berrear canciones, se ponían a contarte historias. Había un finlandés delgado, con cara de loco poseso y con ojos azules claros que se puso a contar sus aventuras en la expo de Sevilla. Lógicamente no era capaz de encadenar dos frases seguidas y se autocalificaba de loco, pero era curioso hablar con él, hasta que le dijo a un amigo que él odiaba a los extranjeros, con esa mirada de endiablado... También estaba el primo de Fozzie, el oso de los teleñecos (muppets), contando acerca de los usos saunísticos relativos al bebercio. Al final, con tanta confianza, llegué a salir a la terraza sin toalla, pero me di cuenta al instante y rápidamente subsané ese error.

Acabamos acostándonos a las 3.

Ya no sé que más contar, porque me está entrando el sueño.

Un abrazo

Tobias

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