8.12.07

Moriré con las botas (de esquiar) puestas!

El jueves fue el día de la independencia de Finlandia. Hace justo 90 años este pueblo singular se independizó de Rusia y se preparó para recibirme 82 años después. Cada año se organizan actos para el día de la independencia. La gente en Tampere se reune entre la plaza central y el puente que pasa por encima del Tammerkoski, los rápidos que dividen la ciudad. Hay charlas del alcalde, se canta el himno y todo acaba con fuegos artificiales. Como ya me conocía el plan, este año decidí no bajar al centro e intentar hacer algo útil en casa. Mala decisión: perdí todo el día intentando configurar un servidor web en mi ordenador, sin resultados positivos. Todo el día delante del ordenador. Me quedaba el consuelo de que desde mi ventana se ve Tampere y así no me perdería el espectáculo de los fuegos artificiales, pero también aquí me equivoqué. Este año debieron ser muy tristes los fuegos, o muy cortos, porque yo miraba a cada rato y no llegué a verlos. En fin, veamos si estoy aquí en el 100 aniversario, que me imagino que entonces sí que la armarán gorda.
En el lado bueno de las cosas, esta semana he ido 2 veces a esquiar! Hacía ya unas 2 semanas que habíamos tenido pequeñas nevadas y después de cada una yo salía corriendo hacia el bosque para ver si ya había la suficiente nieve como para poder practicar esquí de fondo. Era curioso ver cómo se iban helando los lagos más pequeños, mientras los grandes aún estaban sin congelar, pero las pistas no estaban practicables.



Hasta que al fin el lunes por la noche cayó otra nevada. El martes, de camino al trabajo, seguía nevando y me pasé por las pistas. SIIII!!! Se podía! Estuve como una hora en la oficina y ante el miedo de una repentina subida de temperaturas acompañada de lluvia me volví después de comer a casa a calzarme mis nuevos esquís. Aquí veis mis nuevos esquís, con mis nuevas botas, los nuevos bastones y mis piernas y pantalones viejos. Estos esquís son para practicar el estilo de 'patinaje' o libre del esquí de fondo. A diferencia del clásico, en el que se lanzan los esquís en paralelo hacia adelante, como dando grandes zancadas, en el esquí de fondo de patinaje las piernas se mueven como cuando se patina sobre hielo o con patines, lanzando el peso del cuerpo alternadamente en diagonal y de frente. Me había comprado los esquís al final de la temporada pasada, en primavera, con la esperanza de que este invierno aprendiese este estilo. Tenía dos potenciales profesores para enseñarme, pero al final se torcieron los planes y he tenido que conformarme aprendiendo yo mismo. Como aún no domino este estilo me canso enseguida, pero es una gozada cuando cojo el ritmo, se va mucho más rápido que con los esquís de fondo clásicos. Me siento como un niño que está aprendiendo a andar. Empiezo a lanzar los esquís, después de muchas veces, por alguna casualidad de esas de la vida, empiezo a coger el ritmo, cada cambio de peso me hace más rápido y entonces... la cago. Lo empiezo a flipar, uuuaaauuu, qué rápido voy! y entonces ya se desvanece el momento y vuelvo a pisarme un esquí con el otro o desequilibrarme y atascarme. Lo peor es subir cuestas. Hay que hacer el movimiento de una manera adecuada y como no tengo a nadie que me lo explique, aprovecho cuando veo que hay alguien cerca de una cuesta para intentar seguirle e imitarle. En cuestión de segundos me quedo tirado mientras mi 'ejemplo' se aleja sin compasión. Lo bueno de esta inexperiencia es que el esfuerzo físico es muy grande y es una gran satisfacción pasarse casi una hora haciendo deporte al aire libre, con las pocas ganas que hay de salir de casa en invierno.
El miércoles repetí, ya que sabía que las temperaturas podrían subir, y menos mal que lo hice. El día de la independencia la temperatura subió casi 10 grados y se puso a llover. De golpe desapareció el bonito manto blanco que todo lo cubría y volvió la negrura del invierno sin nieve. Así ve la finlandesa Hilkka el invierno sin nieve (en inglés). Ahora llevamos varios días de lluvias y me temo que se me ha acabado el esquí en lo que queda de año. Ya solo quedan 12 días para que vuelva a casa por Navidad!
El apartado fiestas flojo, pero entrañable. El miércoles hicimos un intento de salida, para despedir al rusito. La próxima vez que le vea, en Madrid, puede que ya sea papá! Pero después de la cena nos dimos cuenta de que había unas colas increíbles para entrar en los sitios, así que nos retiramos honrosamente. Anoche salí con Ingo. La intención fue también volverse pronto, pero al final nos quedamos hasta las 4, y eso que no había mucha gente por la calle ni en el Doris, estaban todos recuperándose de la salida del día de la independencia.
Espero que celebreis conmigo este fin de semana con tantos acontecimientos importantes, la independencia de Finlandia, la constitución española, el cumple de mi madre! Besos!

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