1.11.07

Marraskuu...

Estamos entrando en la temporada más dura del año en Finlandia. Noviembre (Marraskuu, el mes de marras) es el mes más terrible de todos. Los días se acortan, las temperaturas bajan y no para de llover. La oscuridad lo engulle todo, hasta la luz. Aun con las luces largas de los coches cuesta ver en las carreteras con poca iluminación, los haces de los faros desaparecen a poca distancia del parachoques delantero. Las almas en pena aprovechan la oscuridad para atormentar a los vivos. He podido tomar la siguiente imagen al pie de mi cama con mi cámara al máximo tiempo de exposición. Ojo a la mirada perdida, a las cuencas vacías de los ojos. Así no me extraña que me cueste conciliar el sueño.

A pesar de estos entes, la vida sigue y las agendas no se aligeran. El miércoles pasado tuve un bastante mal día. En el squash Jarkko me empezó paliceando y casi sufro un desmayo, por falta de líquido. Irse a hacer un deporte de muchos sudores sin haber bebido nada en todo el día es cuando menos de idiotas. La tarde no hizo más que empeorar y pasé un par de días como perdido. El viernes, con el sueño acumulado y sin nada que hacer, decidí meterme en la cama temprano, a las 21. Pero se me venía el techo encima y bajé con el único que nunca me falla (es decir, yo mismo) al centro a tomar una cerveza. Menos mal que siempre hay alguien en el centro que conoces de algo y con ganas de hablar. Acabé con Vinod (el Gandhi de la serdés) y su secuaces en una international party de pre-halloween organizada por DJ Cliff, como en los viejos tiempos. Hasta la música era la misma que bailábamos en el Café Europa cuando llegamos aquí. Cliff me sacó un güisqui, cosa harto extraña en Finlandia, ya que las bebidas alcohólicas están muy controladas. Valió la pena bajar, aunque luego volviese a la una y poco.
El sábado, después de nadar, fuimos al centro, a despedir a la Golfa, que ya se ha ido a España a acabar de empollar. Es posible que la próxima vez que la vea no tenga ya barriga y sí una hermosa niña en sus brazos. Después de la cena en el Esperanza, de esos que te ponen platos grandes y raciones pequeñas, nos pasamos por el Henry's Pub a pasar la comida. Madre mía, vaya pandilla de zombies habitaban ese lugar esa noche. Todos en busca de carne humana, en cualquier estado de conservación. A mi me sacó a bailar un grupo de cuarentonas y no aguanté ni media canción. Me fui corriendo a buscar refugio entre el Polla y su novia. A la cerveza, cada uno a su casa, Dios en la de todos y Tobías al Doris. 'Me vuelvo en el bus de la una,' me dije. El Doris estaba bastante bien y pinchaba un amigo y al poco me encontré a otro amigo con su novia. 'Me vuelvo en el bus de las dos,' me corregí. El Doris se llenaba de chicas guapas. 'Me vuelvo en el bus de las 3:40, por lo menos no me quedo hasta el final, ya que al cambiar la hora, alargan el horario de apertura en una hora esa noche,' me autoconvencí. Las chicas guapas del Doris hablan conmigo, bailan, me hacen caso. 'A tomar por saco los autobuses!' Cuando todo iba de viento en popa, me giré y allí estaba ... ELLA. Pequeña, rechoncha, con una sonrisa JackNicholsoniana. Habíamos charlado una vez antes y comenzó a contarme cosas. Intenté escapar, en busca de las razones que me habían hecho ignorar los autobuses, pero fue en vano, no había escapatoria. Fui enfrentado a las técnicas de seducción para principiantes que usamos los hombres cuando aún no estamos borrachos del todo y me entraron ganas de llorar. Cuando exprimió la última gota de esperanza que quedaba dentro de mi, me despedí del DJ y apliqué el famoso truco de 'salgo un momento a pillar tabaco,' también conocido como 'id yendo, nosotros vamos un momento al Ale Pubi,' y desaparecí. Tardé casi una hora en respirar tranquilo, los buses nocturnos iban llenos y no paraban. Las colas del taxi no avanzaban. En fin, algo bueno saqué de todo, me encontré un billete de 10€ tirado en el suelo.
Domingo de purificación y regeneración en la sauna de Kauppi. Había una pandilla de alemanotes de pueblo que estaba de vacaciones y había decidido probar la sauna. Entre ellos, un Hans Bratwurst bien cebón y blanquecino, con el pelo pincho rubio, no dejaba de levantar la mano y comentar la diferencia de temperatura tan grande entre su palma y sus piernas. Lo bueno fue cuando lo repitió de pié, todo estirado. Cualquiera que no entendiese alemán (la mayoría en la sauna) veían al Salchichoten haciendo el saludo nazi en medio de una sauna finlandesa...
El lunes fue de relax después del Kung Fu, charlando con mi profe hasta las tantas y ayer tuvimos cena gloriosa en Mako's place. Las cenas del Mono están subiendo mucho de nivel, al menos si el criterio es el que siguen los restaurantes cool: platos semi-vacíos. Las fuerzas no fueron suficientes para el Doris. Y hace un rato que he vuelto de la sauna de Rajaportti, de una sauna relámpago con Claudia y Jesse.
Estoy muy feliz de poder contar con esos 'Grandes.' Sabios y ante todo amigos, me han hecho ver el limitado alcance de mi mal trago de la semana pasada y han compartido su cariño conmigo. Mientras yo me quejaba de 'pequeñeces remediables' una buena amiga de aquí perdía a su hermano adolescente. Esto sí es irremediable. No se debe perder la perspectiva de la vida y de la importancia y el significado de las cosas que pasan en ella. Un abrazo muy fuerte para nuestra amiga. Y a todos vosotros: os quiero!
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