Estoy de maruja en casa. Ayer limpiando el baño descubrí lo incómodos que son los guantes de goma si la talla es demasiado grande. Ahora, después de comer dos días seguidos en menús de póngase hasta las posaderas por unos 8€ (turco y vietnamita, el Saigon Mai) me estoy preparando unas lentejas, que de tanto exotismo uno echa de menos el terruño. Ahí las oigo hervir plácidamente en la cocina mientras yo lucho contra la pesadez de los párpados.
Con tanto ajetreo no viene mal una buena dosis de hierro, sobre todo si es al aire libre el ajetreo La semana pasada llegó el gran cargamento que marca el inicio de la empresa de la Golfa y el Ruso, Satuhuone. Entre los 3 nos descargamos un cuarto de camión de esos de tamaño mastodonte en una hora. Ahora sólo hace falta que los clientes entren igual de prestos a su oficina en Nekala. Mirad la página, es una pasada. Dan ganas de tener hijos sólo para poder decorar su habitación...
Después de la descarga pasamos una noche alemana en la cabaña de Kintulampi. Menos mal que yo llegué un poco tarde y no tuve que hacer los trabajos más pesados, como cortar leña. Pero participé en abrir el agujero en el lago helado para la sauna. En el fondo de ese agujero está un palo que Rodrigo hace muchos años usó con el mismo fin hasta que se le escapó de las manos... Después del trabajo nos asamos unas salchichotas y unos chorizillos que yo traía. Cómo disparaban aceite, los condenados, pero qué ricos estaban!
Hasta la novia de Matthias, vegetariana convencida, le dio un tiento. Y como eso no era suficiente, nos pusimos a pizzear en el horno de la cabaña. Después de 4 pizzas, a las 3 de la madrugada encima aprovechamos el calor del horno para hacer un pan. Lamentablemente nos quedamos dormidos y al día siguiente no se pudo degustar.
Por la mañana, la parejita decidió meterse en el agujero en el lago sin pasar por la sauna, y como yo no podía ser menos, pues...
Y así es como luego se queda uno después:
Qué buenas están las lentejas, pardiez!
El sábado nos fuimos de excursión. El Pollezno nos organizó un día de paintball, que es eso de ir con pistolas cargadas de balas de pintura disparándose los unos a los otros. Al principio nos dio un poco de pereza ir a 100 kms de Tampere a Jämsä, pero valió la pena. Sólo fuimos 10 participantes, así que hicimos 2 'ejércitos' de 5. Los del paintball tenían montada una ciudad, con calle central con coches cascados a ambos lados. Hasta autobuses destartalados había en los que podías preparar una emboscada. Las 'casas' no tenían techo y estaban hechas de simples tablas de madera, pero daban el pego, tenían puertas y ventanas.
El caso es que nos lo pasamos como niños, haciendo estrategias de comandos, 'CUBREME!', volteretas en la nieve, etc. Yo corría como una gacela con mi tobillo pachucho. Aquí estamos el equipo vencedor (bueno, el más grande de todos era del contrario, pero se coló en la foto). Y eso que ellos tenían a Mr. T Vinod, el terror de las balas.
Después de machacar al otro equipo, practicamos la conquista del cobertizo: 4 se encerraban en un cobertizo y tenían que defenderlo de 5 atacantes. Eso sí que fue una masacre, ya que acabas pegándote balazos en el interior y desde cerca no os podéis imaginar lo que duele. A mi me dieron en un dedo con el que aún tecleo las teclas de dos en dos... A lo tonto estuvimos nuestras 5 horas correteando al aire, con un sol riquísimo que hacía. Al irnos de Jämsä, Pedro se fue como vino, pegándose una buena chufa en el hielo resbaladizo. Estos días caminar por aquí es deporte de riesgo. Yo acabé tan cansado que sólo aguanté hasta las 2 en el Doris con Markku y el cazador Antti. Sobre todo cuando empezaron a volar las rondas fui consciente de que lo mejor era desaparecer de allí discretamente.
Gracias a la retirada a tiempo, a la mañana siguiente estaba lo suficientemente fresco para ir a esquiar. Seguro que fue una de las últimas veces que pude hacerlo esta temporada. V
ino Thorsten y nos fuimos al Taivalpirtti, como dos campeones. La nieve estaba muy bien, peligrosa en algunas zonas en las que habían caído agujas de los pinos y abetos y éstas frenaban los esquís inesperadamente. Pero llegamos a la cabaña justo antes de que cerrasen y nos tomamos tarta de manzana con chocolate caliente. Y luego la vuelta sobre el lago. Sigue estando lo suficientemente duro el hielo, sobre todo con esquís, pero empiezan a fundirse zonas y es un susto gracioso cuando la nieve en la que estás avanzando se hunde como 10 centímetros en un barro de nieve y agua, hasta que la siguiente capa gruesa de hielo te salva de un buen resfriado... Tuvimos la suerte de que todo el camino sobre el lago el sol nos acompañó brillando entre dos nubarrones enormes que cubrían el cielo, pero iluminando nuestro camino hasta que llegamos al coche de Thorsten. Otras 3 horas al aire libre, y jamás pensé que me dirían al día siguiente que se me notaba que había estado tomando el sol. Moreno en Finlandia en Marzo. Alguien da más?
Ya llega el fin de semana!
Con tanto ajetreo no viene mal una buena dosis de hierro, sobre todo si es al aire libre el ajetreo La semana pasada llegó el gran cargamento que marca el inicio de la empresa de la Golfa y el Ruso, Satuhuone. Entre los 3 nos descargamos un cuarto de camión de esos de tamaño mastodonte en una hora. Ahora sólo hace falta que los clientes entren igual de prestos a su oficina en Nekala. Mirad la página, es una pasada. Dan ganas de tener hijos sólo para poder decorar su habitación...




Y así es como luego se queda uno después:

Qué buenas están las lentejas, pardiez!
El sábado nos fuimos de excursión. El Pollezno nos organizó un día de paintball, que es eso de ir con pistolas cargadas de balas de pintura disparándose los unos a los otros. Al principio nos dio un poco de pereza ir a 100 kms de Tampere a Jämsä, pero valió la pena. Sólo fuimos 10 participantes, así que hicimos 2 'ejércitos' de 5. Los del paintball tenían montada una ciudad, con calle central con coches cascados a ambos lados. Hasta autobuses destartalados había en los que podías preparar una emboscada. Las 'casas' no tenían techo y estaban hechas de simples tablas de madera, pero daban el pego, tenían puertas y ventanas.


Después de machacar al otro equipo, practicamos la conquista del cobertizo: 4 se encerraban en un cobertizo y tenían que defenderlo de 5 atacantes. Eso sí que fue una masacre, ya que acabas pegándote balazos en el interior y desde cerca no os podéis imaginar lo que duele. A mi me dieron en un dedo con el que aún tecleo las teclas de dos en dos... A lo tonto estuvimos nuestras 5 horas correteando al aire, con un sol riquísimo que hacía. Al irnos de Jämsä, Pedro se fue como vino, pegándose una buena chufa en el hielo resbaladizo. Estos días caminar por aquí es deporte de riesgo. Yo acabé tan cansado que sólo aguanté hasta las 2 en el Doris con Markku y el cazador Antti. Sobre todo cuando empezaron a volar las rondas fui consciente de que lo mejor era desaparecer de allí discretamente.
Gracias a la retirada a tiempo, a la mañana siguiente estaba lo suficientemente fresco para ir a esquiar. Seguro que fue una de las últimas veces que pude hacerlo esta temporada. V

Ya llega el fin de semana!