2.4.07

La palmo...

Los que me conocen desde hace ya tiempo saben que así titulaba muchos de mis mails infumables que escribía al principio de mi escapada de España, probablemente el último que mandé también empezaba así. Doy gracias que puedo titular así en sentido figurado y refiriéndome a la extenuación del final del día. Curiosamente ha sido la triste desaparición de un amigo cercano la que ha desencadenado que ahora esté escribiendo estas líneas. Buscando entre los correos antiguos en los que describía aventuras compartidas con Juanlu me encontré con que volvían a mi los recuerdos de forma especialmente real, y, aunque os puedan parecer pesados, a mi al cabo de los años me trasladan a momentos ya casi olvidados. Así que os fastidiáis y me sufrís, jajaja. Espero que por lo menos con cierta regularidad cuente alguna cosa y no sea una vena de un día. Gracias, Juanlu, te lo dedico.

Los del Cirkus Mundus Absurdus (+18) no son nada comparados con la 'abserdez' de nuestros fines de semana o tampoco los días de diario. Si cuento desde que decidí retomar este mal hábito, tengo para 3 o 4 biblias, así que me limito a estos últimos 2 días. El viernes llegó de Helsinki el Cejas, el Serdo mayor, a Tampere para arreglar un piso y pasar el fin de semana con los únicos amigos que de verdad le queremos. Como llegó algo más tarde de lo acordado tuvimos nuestros primeros gritos típicos de cuando nos juntamos todos, pero rápidamente nos abrazamos y decidimos sacar juntos el barco adelante. La noche anterior había venido la Golfa y decidimos irnos a celebrar que ahora es Doctora Golfa (cum laude) al restaurante cubano que hay debajo del puente de Hämeenkatu. Al rato se nos unió el Mono enamoradizo, que esa noche estaba inusualmente gris y también vinieron el Polla y su novia Mirja. Por cierto, es la primera vez que me cobran por dejar las chaquetas en el guardarropa de un restaurante y además, no tienes otra opción que dejarlas! Y encima al pobre Cejas le pusieron un plato enorme con una ración mínima de híbrido calamar/pulpo. Nunca mais!

Después de cenar pasamos por la puerta del Doris a ver si estaba el viejo de la puerta que nunca deja entrar a Alex ni a Pedro, y efectivamente estaba allí, así que decidimos ir al Ale Pupi, un bar de gente acabada (como nosotros). Borrachos llorando, un amigo de un amigo del Cejas y el Mono que era una caricatura del malo de 'Howard the Duck' y un preview de lo que será el futuro en los bares de Finlandia desde verano, cuando obliguen a tener habitáculos de fumadores, que en este bar era una buena recreación de Auschwitz. Aguantamos así una cerveza y cuando ya se había ido el mono decidieron probar el milagro: intentar entrar en el Doris. Apelar a la compasión o la mala memoria del viejo. Yo me di por vencido ya mucho antes, pero es entonces cuando la vida de muestra lo tonto que eres y lo que te queda por aprender. Contra todo pronóstico el viejo indultó a Alex! Y este se lo agradeció comportándose como un santo casi hasta el final, antes de que Madero y cía. hiciesen de él lo que la Golfa está domando ahora. Pero bueno, el indulto sigue en pie y espero que a partir de ahora vayamos más frecuentemente. Al final, una noche gloriosa más en el Doris, con vasos rotos, una nueva camarera que es un ángel, fotos que mostraré si me las envían y yo de conductor del coche del pueblo. Los últimos metros hasta casa filosofando con el Cejas acerca de las luces encendidas de los pisos y con visita fugaz a Markku en su nueva sucursal de Hervanta. El pobre estaba currando a las 5 de la mañana de un sábado!

Y el sábado fue el típico día que engaña. Cuando te despiertas por la mañana, crees que va a ser un día más y según avanza el día estás deseando que acabe por temor a la siguiente sorpresa. El día lo pasamos arreglando el piso y pintando paredes en calzoncillos, todo sexys, el Cejas, el Mono y yo. Estábamos rendidos de la noche anterior y aún no teníamos muy claro si querríamos salir esa noche también, así que cenamos unas pizzas con unos botellines y pensamos en bajar al centro a medio gas, a tomar la última. Pero entonces fue cuando el Mono abrió el bote de las esencias en forma de Asahi. No sabía igual que en Japón, pero llevaba concentrada dentro el poder milenario de los samurais. Fuimos al café Europa (sí, lo sé...) y allí tuvimos nuestro primer encuentro en la tercera fase. El gran importador de sierras! Un tío medio borracho buscando atención contando historias y, como decía el Cejas, haciendo pausas para que le preguntases más acerca de su vida. Por supuesto que logró atención, sobre todo pagándose una ronda. Al girarnos, aparecieron Anu y Ulla, que hacía meses que no veía. Y para cerrar el equipo ganador... INGO! Mako exaltado aleteando con los brazos y gritando, Ingo rojo con su cara de Schwein, el borracho de antes sentado en el sofá, todo era un fiel reflejo de la biodiversidad de la que goza la noche de Tampere. Como siempre en las noches, nos dividimos para conquistar la ciudad. Mono se fue con un amigo al Ilves, Ingo al Doris y Anu, Ulla, Cejas y yo a descubrir un nuevo bar, el 'Usva', sito en donde antes estaba el Miksei. Es un sitio cool, de estar tomando una cerveza belga con tus gafas de pasta de intelectual de izquierda, pero rico, pero cuando entramos al fondo había algo que no cuadraba. En la mesa del centro había tres personajes de otro tiempo y otro lugar. Al irles a pedir una silla, el alto de los 3 me sentó a su mesa y me invitó a un trago. Tenía el pelo como Eduardo manostijeras, pero por lo menos contaba cuarenta y pico años. De pronto, me mira a los ojos fijamente, se sube la manga de golpe y se pega dos palmadas fuertes en el antebrazo, y con la cara desencajada me grita: 'ROOOCK!! ROOOCCKK!!' Luego se subió las botas de rockero a la mesa y me enseñó el chaleco y sus manos como panes. Todo orgulloso me contaba que se lo había hecho todo él, ya que era el 'famoso' sastre Varma. Su novia me contaba al tiempo que habían llamado a su nuevo perro 'Bendita', pero lo mejor fue cuando pidieron al tercero que bailase para nosotros. El tercero tendría cincuenta y muchos. Bajito, con buen tupé canoso y gafas y la barbilla prominente, como si le faltasen los dientes. Se levantó de su silla, se subió la camiseta negra y descolorida de los Guns 'n' Roses hasta los sobacos y se puso a mover la barriga hacia varias direcciones. Estoy seguro que fue la mejor actuación en ese bar desde que lo abrieron. Acabamos en el Soho, ya sin los viejos rockeros que nunca mueren, hablando de la calidad de los besos y de fantasías. Cuando primero me separé del Cejas y luego de las chicas, creí que la noche había dado todo de sí. Craso error. Arrastrando mis pies por Tampere con un frío que se caga la perra dirigí mis pasos hacia el Doris, para ver si salía alguien conocido que compartiese taxi para Hervanta. Ya llegando al Doris, veo una pareja apoyada en una esquina. Mientras pensaba qué era lo raro en ella se me quedaron mirando como disimulando, y entonces me di cuenta: Con 2 grados bajo 0 el chico tenía los pantalones bajados hasta los tobillos! Dos pasos más y llegué al Doris, justo cuando salía por la puerta Ingo. Cuando le iba a dar un abrazo desde el fondo de mi corazón, sacó él del fondo de sus entrañas un bramido desgarrador. Con llamas en los ojos me señaló y rugió: 'YOU SUCK!!' Sólo tuve tiempo de ver cómo se perdía corriendo como alma que lleva el diablo. Siguiente parada: Ilves. Bingo! A los 3 minutos sale el Mono, con la pesca del día. Y esta vez no era ballena vieja, será que realmente pasaron los tiempos de 'Autopista hacia el Cielo?' Como no se me ocurría otra cosa, los seguí durante unos minutos en plan stalker, pero cuando capté que no tenía sentido espiar por las calles congeladas, con el teléfono sin baterías y mi fría chupa de cuero, me fui a por la pizza de consolación de las 4 de la mañana. A la puerta de la pizzería conocí a una chica que me quería convencer para que me apuntase a paracaidismo (del clásico, no del de Germán) y me dio un folleto de su escuela. Lástima que lo perdiese con la caja de la pizza, ya que es una cosa que siempre me hubiese gustado atreverme a hacer. Al final me volví con mi triste pizza en el bus de las 4 y media y desde la parada al bus me comí mi pizza. Como no estaba ni cortada, acabé con queso y atún hasta en las orejas. Menos mal que al llegar a casa se oían los ronquidos reconfortantes del Cejas, que había llegado como una hora antes que yo...

Hoy acabamos con las reformas y fuimos a comer al centro hamburguesa para coronar el fin de semana insalubre antes de despedir al Cejas. También hoy es el día de los inocentes en Finlandia (1 de Abril) y resto de mundo occidental, no hispanohablante, aunque yo creo que la broma me la han gastado en los tres días que tiene el fin de semana. Acabo de llegar del Cinola de ver la adaptación del 'Perfume' de Patrick Süsskind y la verdad es que no está mal, la recomiendo. Ahora, después de 2 folios y lo que sobraba de la pizza de ayer, me voy a la cama, porque no puedo más y mañana tengo que madrugar. Os dejo con una foto del domingo pasado, unos segundos antes de caer enfermo. Ahora ya estoy bien, como habéis podido deducir de estas líneas.

Os quiero!

T

4 comments:

Anonymous said...

YOU SUCK!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Tobias said...

Jajja, he vuelto a ver a Ingo ahora. Estaba ofendido, pero ya no me odia tanto como tú, mono.

Meninjana said...

Vaya, vaya... me alegro de que escribas de nuevo. Deberíais invitar a David Lynch a Tampere. Y en español, que siempre te queda muy tierno.
Besozzz

Anonymous said...

Solía sentarme al borde y pasar de puntillas por el mundo. Creo que tenía miedo. Pero un buen día comprendí que la vida es demasiado preciosa para desperdiciarla entre cosas banales, gente que se atropella, el ruido y tantas sombras que pueden atraparte. Porque estaba viva. Así que no me dejo ir. Y es que me he dado cuenta de que no soy ni la más alta, ni la más guapa, ni la mejor en todo. Pero sé quien soy y hacia dónde voy. He aprendido que el mundo no es una esfera perfecta. Quién sabe hoy en día qué parte del misterio es cuestión de fe o es ciencia. El milagro se consumó y estoy sobre la Tierra. He recibido el mayor regalo. Creo que a veces, incluso todo me parece perfecto. Sólo puedo dar las gracias por conocer en este sinuoso recorrido entre sístole, diástole y latido, a gente valiente como tú. Capaz de expresar sus sentimientos. Capaz de compartirlos conmigo. Y no es triste recordar, sino quedarse en los recuerdos. Así que yo los llevo conmigo allá donde voy formando parte de mí. A veces creo que tengo la certeza de las cosas. Siento que sé qué es lo realmente importante. Soy la persona más rica. Es como levantarse al alba para ver salir el sol mientras el resto del mundo todavía duerme.