1.1.10

Feliz!


Creo que es el primer día de estas vacaciones en los que no tengo que preocuparme del trabajo y la verdad es que es buena forma de empezar el año. Los últimos meses en Finlandia habían sido de esos sin descanso por curro, quedadas y demás ocasiones. Aunque tuvimos nieve, no hubo la suficiente como para esquiar (al menos antes del 21 de Diciembre), pero conseguí ir con Kirsi una noche a patinar sobre hielo, a 20 grados bajo 0.

El 21 por fin me embarcaría para mis merecidas vacaciones con mi familia. Había encontrado una buena combinación con Ryanair, barata y desde Tampere, con escala en Bergamo (Bérgamo), cerca de Milán. Salida por la mañana, llegada a Barajas a las 18:15 de la tarde. Y encima daba la casualidad que también volaba en ese vuelo Belén, una amiga de Tampere. En el vuelo a Bergamo nos tocó sentarnos en la primera fila, con las piernas estiradas, charlando con las azafatas, saboreando ya en nuestras mentes la deliciosa cena que sin duda nos tenían preparados nuestros familiares. En Bergamo nevaba mientras seguíamos la rutina de la compañía esta de vuelos baratos: sacar las maletas y luego volver a facturar para volvernos a montar en el siguiente avión. Una vez embarcados, veíamos por la ventanilla como caían unos copones como patatas. Pasaba el tiempo y no se movía el avión, con un calor sofocante y los niños empezaban a ponerse nerviosos y llorar. A las 2 horas la gente empezó a pedir agua, y ni siquiera la vendían a las madres con los peques. Por fin, después de 3 horas en el avión, nos desembarcaron, con la esperanza de que el tiempo mejorase a las 2 horas. Belén se despidió del piloto con un 'hasta luego' a lo que este respondió algo así como 'lo llevas claro.'
Tras otras 3 horas de continuos 'se retrasa el vuelo' acabaron por suspenderlo y tanto el novio de Belén como mi padre se pusieron a mirar alternativas para el día siguiente. Por suerte había un vuelo asequible a Zaragoza, ya que los vuelos se iban llenando con la gente que no pudo volar ese día. Nosotros fuimos a la oficina de turismo a las 23, en la que una encantadora chica nos consiguió una pensión en una Bergamo llena de pasajeros por un día entero de vuelos cancelados. La pobre tuvo que trabajar más de la cuenta por la emergencia. El dueño de la pensión, Don Alfonso, nos vino a buscar al aeropuerto con su BMW todoterreno, porque no había manera de moverse con la nieve, y nos sorprendió con una habitación en una villa del siglo XV en medio de la preciosa ciudad antigua de Bergamo, con techos de 4 metros y mosaico en el suelo. Yo incluso fui a tomar una cervecita a medianoche, paseando por unas calles de cuento de Navidad, con 20 cms. de nieve, en las que las pocas tabernas abiertas invitaban a entrar con una luz cálida y un ambiente amigable.
Al día siguiente fuimos a imprimir nuestros billetes (Ryanair no los imprimía incluso a los que cambiaron sus vuelos en sus oficinas. Flipante, los pobres tenían que bajar a Bergamo ciudad para imprimirlos) y a ver la ciudad, ya que nuestro vuelo salía por la tarde. La ciudad es preciosa y comimos en una trattoria que no nos queríamos ir. Al final pedimos que nos llamaran un taxi para ir a por las maletas y al aeropuerto, porque no llegábamos... Lo bueno fue cuando nos dicen tras 10 minutos intentándolo que no hay taxis. Corriendo para el autobús y efectivamente, por la calle no se veía ni uno. Don Alfonso, el de la pensión, nos volvió a salvar. Belén consiguió que nos viniese a buscar y nos llevase al aeropuerto. Llegamos con 10 minutos de retraso sobre el límite del check-in, pero vamos, con el follón que tenían en el aeropuerto, no se atrevieron a decirnos nada. El aeropuerto era zona de guerra, con la cruz roja repartiendo agua y azúcar, los pasajeros tapados con mantas del ejército, un desastre. Cuando fuimos para la puerta de embarque, ya anunciaban un retraso de hora y media, con salida a las 18. A las 19, las pantallas seguían mostrando que salíamos con retraso, a las 18. Viva la compañía esta de bajo coste, jajaja. Como la cosa se ponía tensa en la puerta de embarque, nos fuimos a dar una vuelta, tras conseguir a duras penas que nos dejasen salir de la zona de embarque. Mientras charlábamos con unos chavales que iban para Madrid, Belén gritó: 'Que están embarcando!!!' y nos pegamos una carrera hasta nuestra puerta de embarque. Al parecer alguien había visto por internet que cancelaban nuestro vuelo y se armó una buena tangana en la puerta. Dio la casualidad que justo había aterrizado un avión y los pasajeros salían por la puerta de al lado, así que unos pasajeros de nuestro vuelo se fueron a bloquear la salida de ellos y consiguieron así que la compañía nos diese la luz verde a nuestro vuelo. Embarcamos y tras una hora de espera en pista, por fin salimos rumbo a Zaragoza, sobre las 22:30, con 8 horas de retraso. Qué alivio! Ya no me importaba que a esas horas no hubiese AVE a Madrid, el caso era llegar a España y de ahí ya veríamos.
Cuando estábamos ya en aproximación al aeropuerto de Zaragoza, el piloto nos suelta por megafonía: 'Parece que la mala suerte no se nos ha acabado aún hoy...' Se hizo un silencio, algunos pensando ya que se había estropeado el tren de aterrizaje o algo así. El problema era que en Zaragoza había demasiada niebla y que nos desviaban de aeropuerto a... MADRID!! Hubo un poco de revuelo entre el pasaje, pero yo estaba encantado. Lo más tierno fue cómo un chico de 17 años y estética Latin Kings se hizo cargo de una anciana que no sabía la pobre cómo afrontar la situación, su familia esperándola en Zaragoza y ella aterrizando en otro lado, posiblemente sin experiencia en estos casos. El chico la agarró de la mano y le dijo: 'No te sueltes de mi, que vamos a llegar juntos a Zaragoza' y desde entonces se quedó tranquila la mujer. Resultado, por fin, con día y medio de retraso, llegamos a mi casa y Belén se pudo ir a la suya al día siguiente en el AVE. Si el seguro de viaje además nos compensa los gastos (jajaja, alguien pensó que Ryanair se haría cargo de algo?), entonces la aventura incluso estuvo bien y todo!

Aquí en Madrid he tenido que trabajar por una perrada que nos hicieron una editora de artículos de investigación, y por eso no he podido ver casi a amigos o disfrutar de las vacaciones. Eso sí, el 30 fuimos a la Puerta del Sol, al ensayo general de las campanadas y ayer corrí la San Silvestre. Estaba tocado, pero la acabé, y algunos segundos por debajo de la hora!! Es increíble el efecto del público animando por las calles, aunque caía la del pulpo y estábamos todos calados hasta los huesos. Los peques poniéndote la mano para que la chocases al pasar hacían más llevadera la cuesta de la Albufera, cuando ya pensaba en dejar de correr. Al acabar nos metimos en el bar del año pasado, con Bruno, mi hermano y unos amigos suyos, y para mantener la tradición, espantamos el frío con 3 chupitos de vodka. No veas como lo pasamos. A la vuelta en el metro estuvimos hablando con un bombero que nos quería regalar una camiseta y el resto del viaje charlé con un padre e hijo canarios de San Borondón... Eso si, después de las uvas, no aguanté nada y creo que a la 1:30 acabé en la cama, el primero de todos en casa. Viva la Nochevieja sin salir!

Ahora deseo a todos un 2010 glorioso. Dicen que hacer lo siguiente trae suerte, así que todos a buscar un amuleto!