10.5.11

I need a hero

Ya ha pasado casi medio año desde que di señales de vida. Las excusas son las de siempre. Falta de tiempo por vida ajetreada, aunque esta vez con algo de fundamento. Desde Febrero estoy trabajando en una empresa de verdad. Mi primer trabajo de persona adulta después de la Universidad. Una empresa más gorda me contrata a mi a través de la pequeña pero creciente para la que yo trabajo y mi puesto está solo a unos 300 metros de mi anterior oficina en la Uni. De todas maneras, la dinámica es muy diferente y ahora me tengo que despertar entre semana con el despertador, qué horror!!
La otra excusa para mi silencio también es bastante razonable. A finales de marzo intenté practicar patinaje artístico. Claro, nadie me dijo que con una bici no es la mejor manera y cataplof, escayola que te pongo. Tuve el brazo derecho enyesado durante casi un mes. En ese tiempo perfeccioné mi escritura con la mano izquierda e incluso aprendí a utilizar un dedo de la mano derecha escayolada al teclear.
Pero ayer, al salir de casa, tuve una visión reveladora en la calle. Un reencuentro con un héroe de la juventud, como podéis ver en la foto. Si el gran Burmar Flax (de a duro) había conseguido llegar hasta detrás de mi casa en Tampere, qué demonios hacía yo que no podía sacar un ratito para mi gente querida? A ver si puedo contar algunas cosas de las que han pasado que tengan que ver con las peculiaridades del país que me acoge...
Nada más empezar en el trabajo, conseguí que me mandasen a un curso de formación. El curso lo daban en Ruka, una estación de esquí tirando para el norte de Finlandia. La primera vez que fui a un curso a Ruka, allá por 2000, fuimos como escolares, en autobús parando por todas las ciudades de camino y recogiendo a participantes del curso. Con esto del progreso, ahora tocaba ir en avión, y encima Finnair había pintado el avión de mi vuelo en los antiguos colores de la aerolínea. Así da gusto ir a cursos: 4 horas de curso, 4 horas de esquí y luego otras 3 horas de curso. Cena en común, precalentamiento en casa y a cantar y bailar en el karaoke. Esquiar medio dormido y a 15 grados bajo cero parece imposible, pero con el buen tiempo que hacía y lo bonitas que estaban las pistas, hubiese sido criminal quedarse echándose la siesta.

La última noche de fiesta la pasamos de nuevo en el Karaoke de la estación de esquí. No había mucha gente, ya que era entre semana y fuera de temporada. Una de las pocas clientas ajenas a nuestro grupo y que ya había empinado bastante alto el codo decidió hacernos una exhibición de baile en nuestra mesa. Poco a poco iba encontrándose en su salsa y sacándonos a bailar encima de la mesa. Adivináis quién fue el tonto que subió a bailar con ella, no? Pues el principio del show bien, pero ella iba dejándose llevar y los alaridos de mis compañeros de curso la animaban más y más. En un momento dado se agarró de unas barras que había en el techo, y, en un alarde de serdo dansing, me engarzó con las piernas alrededor de mi cuerpo y se puso a dar sacudidas de Elvis the Pelvis. Cuando me quise dar cuenta, los brazos de la pobre torita le habían fallado y fue a dar directamente con su cogote contra la mesa sin que yo lo pudiese evitar. Tuvo la entereza de levantarse y tambalearse hasta un sofá, murmurando que estaba bien. La realidad era bien diferente, al rato perdió el conocimiento y una ambulancia tuvo que llevársela al hospital. Lo que nos costó convencer al puertas del bar de que además de estar borracha necesitaba ayuda! Al final todo se quedó en un susto y una fuerte contusión, según nos contaron los de la ambulancia y los del bar al día siguiente.
Me acabo de dar cuenta de que aún quedan un montón de aventuras y ya he soltado un buen rollazo hoy. Y además está la otra excusa: Kirsi ha llegado a casa y vamos a tomar algo y a acostarnos, que ya es tarde. Así que me las guardo para la siguiente ocasión, espero que pronto.
Perdonad que últimamente haya estado desaparecido, pero os echo de menos igual. Feliz verano! Aquí ya los días son de 5 a 22 y hoy hemos tenido 20 grados.
Por cierto, creo que hoy me han llegado los papeles para votar. en la comunidad de Madrid. Por primera vez he tenido que pedirlos de antemano, me imagino que así habrán reducido algo gastos y sobre todo, el número de votantes en las elecciones. Alguna buena sugerencia? O mejor demostrar el asco a nuestros políticos vomitando dentro del sobre?
Besitos!

2.1.11

HEL-FRA-MAD a través de tres culturas


Ya estamos en 2011! El final de 2010 ha sido de lo más movido, así que voy a colar en esta primera entrada del 11 mi última experiencia en Finlandia. Última porque me pasó cuando viajaba de Helsinki a Madrid a pasar las navidades en familia.
Tenía mi vuelo de Helsinki a Madrid via Frankfurt el 21, justo cuando estaba cayendo la del copón en Europa central y Frankfurt las pasaba canutas para quitar la nieve. Curioso, el año pasado también volé en la misma fecha... Al poco de facturar la maleta nos comunicaron que nuestro vuelo saldría con retraso. Sin problema, en Frankfurt había 3 horas entre vuelos, un buen colchón para imprevistos. Con toda la tranquilidad del mundo me acerco a nuestra puerta de embarque cuando ocurrió una cosa que jamás me había pasado en ningún vuelo. El comandante del vuelo, en este caso una joven piloto alemana de Lufthansa salió del avión, cogió el micrófono de la puerta de embarque y en un ejercicio de transparencia nos detalló a los pasajeros la situación:
'En Frankfurt están aterrizando 2 vuelos por hora. Llevo 3 días intentando volar a Alemania para ir con mis hijos, sin conseguirlo por el temporal . He conseguido que nuestro vuelo sea el último que se cancele, pero si nos dan permiso tenemos que estar listos para despegar en cuanto nos asignen una ventana. Los pasajeros que así lo deseen pueden intentar buscar otros vuelos. Los que quieran intentar volar conmigo, tendrán que embarcar ahora y posiblemente esperar 4 horas, que es cuando tenemos la primera posibilidad de aterrizar, ya qus si nos dan la luz verde, tenemos que estar listos para despegar inmediatamente. Es posible que al final no volemos, pero también que se acorte el tiempo de espera, la situación puede cambiar en cada instante.'
Acto seguido, la Frau Piloto atendió con infinita paciencia y amabilidad a cada uno de los viajeros que le pedían más explicaciones. Chapeau por ella! Pero aún venían más dificultades en la aventura: Mi vuelo de enlace de Frankfurt a Madrid acababa de ser cancelado. Qué hacer? Si consiguiesemos llegar a Frankfurt, sería capaz de seguir hacia el sur? Mientras el pasaje se pensaba si embarcar, salí a ver si podía cambiar los vuelos... para encontrarme una cola de varias horas ante los mostradores de Lufthansa. 'Que me lleve Frau Piloto, que si alguien es capaz de sacarme de Helsinki hoy, será ella,' me dije y volví al embarque. De hecho, existía la posibilidad de que una vez en el aire nos desviasen a otro aeropuerto, por ejemplo Munich, y quizás desde allí podría seguir hasta Madrid con menos dificultades que desde Frankfurt. Imaginad mi sorpresa al ver que iban embarcando con cuentagotas, para desesperación de la piloto. El sistema informático del aeropuerto de Helsinki estaba haciendo de las suyas y la azafata de tierra, una guapa finlandesa, iba apartando pasajeros que el sistema no aceptaba para arreglar el desaguisado a mano. Sin prisa, siguiendo la norma, inflexible y totalmente ajena al hecho de que el vuelo en sí ya era una desviación de la situación normal. La piloto, desesperada por tenernos dentro de una vez, decretó un embarque libre, una posibilidad que al parecer tienen los comandantes de vuelo en situaciones determinadas. Ni caso. La impasible azafata de tierra seguía separando pasajeros y tecleando sus datos en otro terminal de ordenador. Unos 3 minutos por pasajero apartado y ya eramos más de 20. Fue entonces cuando la piloto agarró a uno de los encargados de embarque de más rango y le repitió con vehemencia: 'No lo entiende?! Vamos a hacer un embarque libre, AHORA!' Creo que visualicé los engranajes mentales del encargado de embarque finlandés, chirriando ante una orden que requería salirse de la norma establecida. Al final, el señor accedió y se lo explicó a la azafata, que de morros dejó pasar a los pasajeros, aunque visiblemente aliviada por haber recibido la orden de un superior y no haber tenido que correr ella con la responsabilidad.
Bieeen, a embarcar! Nada más llegar a mi asiento, oigo cuchichear detrás de mi, en la lengua de Cervantes: 'Mira a aquella. Esa es la típica alemana que para meter su equipaje de mano en el compartimento, aparta de malas maneras los bultos de los demás. Y mira a aquél. Ese es el típico finlandés que dobla con sumo cuidado su gabardina para que no se arrugue.' No pude evitar girarme e interrumpir la conversación: 'Parece ser que andan por aquí los típicos españoles con su típica agudeza de clasificar los comportamientos típicos de cada nacionalidad.' Pero bueno, lo dije en tono amable, y como siempre en situaciones de problemas de vuelo, acabamos haciendonos amigos de viaje todos los viajeros sentados cerca los unos de los otros.
No estuvimos ni dos horas cuando la Frau Piloto nos comunicó (y se le notaba la alegría en la voz) que nos ibamos a Frankfurt! Una vez en la capital de Lufthansa oí que a los que volaban para Madrid nos atendían en la puerta de embarque 16. Allí habían aparcado un jumbo a Barcelona, y la azafata de tierra, una morenita de Lufthansa, me ofreció tomar este vuelo, que al menos estaba asegurado que saldría en 15 minutos, ya que la única posibilidad a Madrid aún no estaba confirmada. Le di mi tarjeta de embarque, dos tecleados al ordenata y voilá, camino al sur, sin burrocracias ni formularios!
Ya en Barcelona, sobre las 10 de la noche, nos quisieron mandar a Madrid en autobús, pero unos pocos viajeros y yo nos escaqueamos y conseguimos que nos colasen en un vuelo de por la mañana. Estábamos en España y se notaba: El señor de personal de tierra de Lufthansa se intentaba lavar las manos, diciendo que como era un vuelo operado por Spanair, ellos se tenían que hacer cargo del hotel y de los nuevos vuelos (a mi el hotel me daba igual, yo quería salir con mis amigos por Barcelona). El contrapunto, igualmente español, era Montse, un ángel sin alas de Lufthansa que nos cuidó y negoció con los de Spanair hasta que nos pusieron el vuelo y el hotel.
El hotel estaba en el Prat del Llobregat y yo quería ir al centro de Barcelona. Llamada al taxi. 'En 5 minutos estoy ahí.' Segunda llamada al taxi a los 20 minutos. El taxi llegó por fin 10 minutos más tarde, justo cuando me había pedido un botellín de cerveza y va el taxista bakala y me dice al subir al taxi tuneado que por favor tuviese cuidado que no me viese la policía beber. El momento zen total me sobrevino en un semáforo en rojo en el barrio de Gracia. Cruzaban unas chicas cuando exclama el taxista: 'Pero tú has visto eso!?!? Si se le ve todo!' Refiriendose a una rubia alta de minifalda. Y al momento abrió la ventanilla del taxi, se puso a silbarle a la rubia ese silbido que sólo conozco de Iberia, aspirando el aire en vez de echándolo, y a gritarle esa elevada frase de 'RUBIAAA!!'
Sí, sin lugar a dudas estaba en España...
Os deseo muchos imprevistos con final feliz para 2011!