2.1.11

HEL-FRA-MAD a través de tres culturas


Ya estamos en 2011! El final de 2010 ha sido de lo más movido, así que voy a colar en esta primera entrada del 11 mi última experiencia en Finlandia. Última porque me pasó cuando viajaba de Helsinki a Madrid a pasar las navidades en familia.
Tenía mi vuelo de Helsinki a Madrid via Frankfurt el 21, justo cuando estaba cayendo la del copón en Europa central y Frankfurt las pasaba canutas para quitar la nieve. Curioso, el año pasado también volé en la misma fecha... Al poco de facturar la maleta nos comunicaron que nuestro vuelo saldría con retraso. Sin problema, en Frankfurt había 3 horas entre vuelos, un buen colchón para imprevistos. Con toda la tranquilidad del mundo me acerco a nuestra puerta de embarque cuando ocurrió una cosa que jamás me había pasado en ningún vuelo. El comandante del vuelo, en este caso una joven piloto alemana de Lufthansa salió del avión, cogió el micrófono de la puerta de embarque y en un ejercicio de transparencia nos detalló a los pasajeros la situación:
'En Frankfurt están aterrizando 2 vuelos por hora. Llevo 3 días intentando volar a Alemania para ir con mis hijos, sin conseguirlo por el temporal . He conseguido que nuestro vuelo sea el último que se cancele, pero si nos dan permiso tenemos que estar listos para despegar en cuanto nos asignen una ventana. Los pasajeros que así lo deseen pueden intentar buscar otros vuelos. Los que quieran intentar volar conmigo, tendrán que embarcar ahora y posiblemente esperar 4 horas, que es cuando tenemos la primera posibilidad de aterrizar, ya qus si nos dan la luz verde, tenemos que estar listos para despegar inmediatamente. Es posible que al final no volemos, pero también que se acorte el tiempo de espera, la situación puede cambiar en cada instante.'
Acto seguido, la Frau Piloto atendió con infinita paciencia y amabilidad a cada uno de los viajeros que le pedían más explicaciones. Chapeau por ella! Pero aún venían más dificultades en la aventura: Mi vuelo de enlace de Frankfurt a Madrid acababa de ser cancelado. Qué hacer? Si consiguiesemos llegar a Frankfurt, sería capaz de seguir hacia el sur? Mientras el pasaje se pensaba si embarcar, salí a ver si podía cambiar los vuelos... para encontrarme una cola de varias horas ante los mostradores de Lufthansa. 'Que me lleve Frau Piloto, que si alguien es capaz de sacarme de Helsinki hoy, será ella,' me dije y volví al embarque. De hecho, existía la posibilidad de que una vez en el aire nos desviasen a otro aeropuerto, por ejemplo Munich, y quizás desde allí podría seguir hasta Madrid con menos dificultades que desde Frankfurt. Imaginad mi sorpresa al ver que iban embarcando con cuentagotas, para desesperación de la piloto. El sistema informático del aeropuerto de Helsinki estaba haciendo de las suyas y la azafata de tierra, una guapa finlandesa, iba apartando pasajeros que el sistema no aceptaba para arreglar el desaguisado a mano. Sin prisa, siguiendo la norma, inflexible y totalmente ajena al hecho de que el vuelo en sí ya era una desviación de la situación normal. La piloto, desesperada por tenernos dentro de una vez, decretó un embarque libre, una posibilidad que al parecer tienen los comandantes de vuelo en situaciones determinadas. Ni caso. La impasible azafata de tierra seguía separando pasajeros y tecleando sus datos en otro terminal de ordenador. Unos 3 minutos por pasajero apartado y ya eramos más de 20. Fue entonces cuando la piloto agarró a uno de los encargados de embarque de más rango y le repitió con vehemencia: 'No lo entiende?! Vamos a hacer un embarque libre, AHORA!' Creo que visualicé los engranajes mentales del encargado de embarque finlandés, chirriando ante una orden que requería salirse de la norma establecida. Al final, el señor accedió y se lo explicó a la azafata, que de morros dejó pasar a los pasajeros, aunque visiblemente aliviada por haber recibido la orden de un superior y no haber tenido que correr ella con la responsabilidad.
Bieeen, a embarcar! Nada más llegar a mi asiento, oigo cuchichear detrás de mi, en la lengua de Cervantes: 'Mira a aquella. Esa es la típica alemana que para meter su equipaje de mano en el compartimento, aparta de malas maneras los bultos de los demás. Y mira a aquél. Ese es el típico finlandés que dobla con sumo cuidado su gabardina para que no se arrugue.' No pude evitar girarme e interrumpir la conversación: 'Parece ser que andan por aquí los típicos españoles con su típica agudeza de clasificar los comportamientos típicos de cada nacionalidad.' Pero bueno, lo dije en tono amable, y como siempre en situaciones de problemas de vuelo, acabamos haciendonos amigos de viaje todos los viajeros sentados cerca los unos de los otros.
No estuvimos ni dos horas cuando la Frau Piloto nos comunicó (y se le notaba la alegría en la voz) que nos ibamos a Frankfurt! Una vez en la capital de Lufthansa oí que a los que volaban para Madrid nos atendían en la puerta de embarque 16. Allí habían aparcado un jumbo a Barcelona, y la azafata de tierra, una morenita de Lufthansa, me ofreció tomar este vuelo, que al menos estaba asegurado que saldría en 15 minutos, ya que la única posibilidad a Madrid aún no estaba confirmada. Le di mi tarjeta de embarque, dos tecleados al ordenata y voilá, camino al sur, sin burrocracias ni formularios!
Ya en Barcelona, sobre las 10 de la noche, nos quisieron mandar a Madrid en autobús, pero unos pocos viajeros y yo nos escaqueamos y conseguimos que nos colasen en un vuelo de por la mañana. Estábamos en España y se notaba: El señor de personal de tierra de Lufthansa se intentaba lavar las manos, diciendo que como era un vuelo operado por Spanair, ellos se tenían que hacer cargo del hotel y de los nuevos vuelos (a mi el hotel me daba igual, yo quería salir con mis amigos por Barcelona). El contrapunto, igualmente español, era Montse, un ángel sin alas de Lufthansa que nos cuidó y negoció con los de Spanair hasta que nos pusieron el vuelo y el hotel.
El hotel estaba en el Prat del Llobregat y yo quería ir al centro de Barcelona. Llamada al taxi. 'En 5 minutos estoy ahí.' Segunda llamada al taxi a los 20 minutos. El taxi llegó por fin 10 minutos más tarde, justo cuando me había pedido un botellín de cerveza y va el taxista bakala y me dice al subir al taxi tuneado que por favor tuviese cuidado que no me viese la policía beber. El momento zen total me sobrevino en un semáforo en rojo en el barrio de Gracia. Cruzaban unas chicas cuando exclama el taxista: 'Pero tú has visto eso!?!? Si se le ve todo!' Refiriendose a una rubia alta de minifalda. Y al momento abrió la ventanilla del taxi, se puso a silbarle a la rubia ese silbido que sólo conozco de Iberia, aspirando el aire en vez de echándolo, y a gritarle esa elevada frase de 'RUBIAAA!!'
Sí, sin lugar a dudas estaba en España...
Os deseo muchos imprevistos con final feliz para 2011!