3.8.09

El Antisexy

Poco a poco me voy aclimatando después del viaje a Siberia. Los primeros días, entre el jetlag y el cansancio acumulado, me despertaba sin saber en dónde estaba. Incluso un día me desperté pensando en las dos palabras de ruso que se.
Tantas historias, aventuras de acampadas, los Pilares del rio Lena, frigoríficos naturales del permafrost, trabajos de campo, privilegios de extranjero... no podría meterlas aquí en una entrada y probablemente no me quedaría satisfecho por la descripción insuficiente de los sentimientos. Un par de fotos sí que dejo por aquí, hay más en el jetabuk. La primera es en la cima de uno de los pilares. Y la segunda en el campo, ganándonos la cena.
De todas maneras, de vuelta en Finlandia se despliega la absurdidad del día a día. El jueves fui secuestrado por Jarkko para salir a tomar una cerveza. Claaaaro... como no se decir que no. El caso es que acabamos en el Klubi, y estaba yo tan tranquilamente hablando con Jesse, cuando un amigo suyo y conocido mío, que estaba sentado en el suelo entre los dos, me mete la mano en los pantalones y antes de darme cuenta, la saca (su mano) y se la huele!! Bueno, yo continuo hablando y ... zasss!!! otro ataque, otra vez lo mismo, pero por la retaguardia. Yo, en vista de que estaba dandole a la nariz, le ofrecí mi sandalia sudada y no tardó en darle una olisqueada por todos los ángulos. Al devolvermela me comentó que le gustaba conocer a la gente a través de los olores. Acabáramos! Me levanté la camiseta y le ofrecí mi sobaco chorreante de los bailoteos. Y allí mismo, delante de su esposa, metió la picota en mi axila y le dio un lengüetazo! Yo ya no podía aguantarme la risa, además de las cosquillas, así que di por terminada nuestra sesión de conocernos mejor.
Resacoso a la mañana siguiente iba yo caminando para la universidad, pensando en el intercambio de olores de la noche anterior, cuando se me cruzan dos ejemplares de Ciegazus Hervannansis femeninos, de unos 50 años. Con sus ojos medio cerrados de la borrachera, sus vestiditos de verano y una llevaba una caja de detergente de 5 kilos en la mano. Por sorpresa, una de ellas me para y me pregunta si me puede hacer una pregunta. Me pilló con las defensas bajas, ya que la primera regla con los borrachos finlandeses es ignorarlos, si no quieres que se te peguen como una lapa. El caso es que yo acepté la pregunta y ella se pone muy seria, cara pícara, de interesante, y me dice: 'Debajo de este vestido... crees que llevo bragas?' Tardé unos segundos en recomponerme y contestar con algo de dignidad: 'No lo se y realmente no me importa, pero a juzgar por los 5 kgs de detergente que cargas, debes de tener todas las bragas sucias en casa, así que no debes llevar.' Y seguí mi camino, dejándola contestando al vacío. Sólo el pensar en que podría ofrecerme una comprobación a la respuesta me daba escalofríos.
Por qué estas cosas me pasan con amigos esmirriaos o con borrachas 50añeras y no con bellas jóvenes de pieles tersas y pechos turgentes?
Menos mal que el domingo nos recuperamos en casa de la madre de Jesse, recolectando frambuesas, fresas y grosellas, pegándonos una buena sauna tradicional y haciendo amistad con los peques del barrio. Este acabó mordisqueando mi zapato... Me voy a comerme unas frambuesas, que están de vicio. Feliz agosto!

5 comments:

Juan Pablo Arenas said...

Tendrías que contar más detalles de Siberia y cosas que te hayan acontecido allí. Me acuerdo de unas películas de serie B -con más encanto que muchas más caras- que narraba unos terribles asesinatos en el Transiberiano. Yo de Siberia poco sé aparte de que hace un frío de pelotas, del incidente de Tunguska y que los chamanes vinieron de allí.

En cuanto a tu camarada olfativo, me ha venido a las mientes una preciosa serie en que hablaban de los primeros Homos Sapiens. Creo que era de la BBC. Cuando contaban la convivencia que hubo entre Sapiens y Neandertales los guionistas idearon un modo que resultase creíble para ilustrar cómo se saludarían -obviamente no se darían la mano, aunque quizá se besasen- y los guionistas alumbraron la ocurrencia de hacer que se oliesen. Lo cual es bastante lógico y veraz, de modo que tu colega debe ser un poco homínido y como tú ya eres neandertal. Pues aviados estamos.

Yo era un tierno infante de unos 14 años con mi muñequera de pinchos y mi camiseta de Iron Maiden cuando un tipejo se me acercó en el metro y me dijo que si quería subyugarle. Apestaba a alcohol, pero lo que más me asustó fue que yo no tenía ni repajolera idea de que podía ser eso de "subyugar". Tiempo después me desasné.

No te quejes porque se te acerquen las señoras ebrias, al menos se te acercan. ¿De verdad hay señoras cogorceras de 50 años? Eso en España no se ve, creo yo. Supongo que es bueno. ¿No?

Juan Pablo Arenas said...

Me has dejado intrigadísimo con tu diálogo con las señoras cogorceras. ¿Cómo se dirá "bragas sucias" en suomi? ¿Suena igual de expresivo que en castellano?

Por cierto. Preciosa palabra "braga" que ya estaba en Hispania cuando los romanos llegaron. Viejísima palabra como "barranco, perro y guijarro". Esa r doble ya la usaban los celtas e íberos.

Tobias said...

JP!
Pese a estar Yakutsk más al norte que Tampere, tuvimos varios días con más de 30 grados, y ninguno fue de menos de 20 durante el día. El verano, corto, pero bien aprovechado. Y te vas a reír, pero allí el saludo entre familiares y gente próxima entre sí no consistía en dos besos. El acercamiento era el mismo, pero luego se pegaban una sorbida nasal en plan olfateada. Será un vestigio del ancestral saludo entre Sapiens y Neandertales?
'Bragas sucias' en suomi son 'likaiset alushousut' o 'likaiset alkkarit.' Pero no me lo recuerdes más, que no puedo desprenderme de la horrible imagen que me vino a la mente en ese momento, jajaja.
Abrazo!

Edu Gil said...

Madre de Dios, qué gran salida al tema de las bragas.
Ahora bien, te la jugaste; si llega a reaccionar a tiempo hubiera sido tu ruina.

Tobias said...

Edu,el día en que los borrachos aprendan a reaccionar a tiempo, será el fin de la raza de los serenos...