24.4.07

El abominable hombre de la coletas

Sobreviví a los Pultsaris gracias al alcohol de 96 grados que tenía en el botiquín y pude asistir el sábado al seminario de Kung Fu, que es como un entrenamiento pero a lo bestia. Cinco horas con el profe y además, como eramos pocos, nos tocaba mucho tiempo a cada uno de supervisión y mejora. Luego nos fuimos a una sauna que había reservado Olli en el centro, al lado de la estación de trenes. El edificio daba miedo, destartalado, con la pintura verde desconchándose, los cristales rotos y sustituidos por maderas. Encima había que entrar por la parte de atrás, caminando al lado de las vías y metiéndose en una parte oscura, que en cualquier gran ciudad estaría llena de drogatas y meos. Pero vaya sorpresa dentro: Sauna, baños y duchas espaciosos, sala de estar con billar, bar, videoconsola, TV digital, neveras a rebosar, un picadero en toda regla. El edificio pertenece a la empresa de trenes Finlandeses, pero los miembros de un club universitario tienen derecho a su disfrute. La sauna fue un poco fracaso, ya que solo fuimos 6 y acabamos viendo Borat. El segundo, cuarto y 6 de la foto tenían otro seminario el domingo y no quisieron salir, así que pedí refuerzos a Ingo y con otro compañero de Kung Fu al que llaman la Oveja nos fuimos al Doris, como no, después de que Ingo nos diese la chapa tradicional con que llegamos tarde. La Oveja se parece un poco a Marcos, el morbosín. Tiene el mismo pelo, la misma perilla y la misma pachorra. Es un poco más pequeño, tiene 2 piercings y 10 años menos que Marcos, pero se le parece tanto que siempre creo que es arquitecto. El chico este no conocía el Doris, que resultó ser un poco 'soft' para él, hasta que lo pilló por banda una gorda y se lo llevó al Gran Star Café. Eso sí que es soft. Al girarme en busca de Ingo le veo apoyado en la barra, detrás de una mole letona que se lo está devorando literalmente. Sus brazos aún se mueven y en sus ojitos de cerdo se lee 'socorro' cuando se cruzan con los míos, pero era un caso perdido. A los 5 minutos estaba solo y exhausto en Doris, así que me rendí y me tambaleé hasta el bus de las 2. Encima de tener que ir de pie tuve el espectáculo del borracho de mi lado que se puso a vomitar. Malditos borrachos sin clase!
El día siguiente lo pasé holgazaneando en casa hasta que por la tarde nos reunimos el Pollezno, el Mono y yo en la torre del agua para contarnos nuestros perdidos fines de semana. Es algo como los Losers Anónimos: te sientas con más gente que está igual de acabada que tú y crees que hay esperanza para ti, ya que ellos también han pasado un fin de semana sin emociones extremas.
Y ayer de vuelta al curro, buaaa! Como me aburría, reaprendí a hacerme una trenza, con el método Germán de aprendizaje de lo que sea por internet. Y hablando de Germán, ayer tuvimos cena de despedida, ya que se va a Sevilla a currar por dos meses justo antes de su cumpleaños, para no invitarnos, y a la feria de abril si llega. Fuimos al restaurante del albergue juvenil en el que pasé mi primera noche en Tampere en 1999. La comida no estuvo mal y tuvimos momentos estelares, como cuando el mono dijo: 'This pasta sucks ass' delante del camarero y cuando habíamos decidido pedir levantó el brazo y gritó 'Garçon!', de nuevo con el camarero delante... A saber qué ingredientes nos habrán añadido a la comida!

2 comments:

Juan Pablo Arenas said...

Hay una cuestión que me corroe las entrañas cual termita bulímica. ¿De verdad hay en la exquisita e impecable Finlandia, que con tanto menosprecio y displicencia mira a los indígenas del sur, borrachos que vomitan en el bus y edificios desconchados? ¿Igual que en la maldita España?

Tobias said...

Al igual que en la exquisita España de hoy, se mira a los indígenas del sur con desconfianza. Los edificios desconchados suelen pertenecer a individuos o compañías con poco dinero para reformarlas. Por ejemplo las comunidades de vecinos tienen las paredes exteriores bastante bien conservadas. Al ser poco frecuentes los edificios en mal estado, el efecto 'intimidante' del edificio del texto era mayor.
Eso sí, creo que aquí hay muchos más borrachos, vomitones y no vomitones.
T