20.9.07

Feliz Cumpleaños!

Además del cumpleaños de mi padre, que es mañana, esta semana se cumplen ocho años desde que me vine a vivir aquí a Finlandia. Iba a ser un intercambio Erasmus de 9 meses y miradme ahora, sigo atrapado por el campo de gravitación de este país. Quién diría que alguien con semejante cara de lerdo sobreviviría más de unas semanas las condiciones nórdicas?
Copiando al Mono, he empezado a escanear algunas de las fotos que tengo en formato papel y desde la semana que viene pondré alguna por aquí acompañada de los textos que mandaba hace ocho años. Vivan los remakes!
Como estoy cansado, hoy voy a contar sólo dos reflexiones. Una fue una iluminación que tuve el fin de semana del salto de paracaídas (que por cierto parece ser parapente en español). El sábado que al final no hice nada útil fue visto desde fuera un día totalmente perdido. No conseguí hacer nada de provecho y eso fue justo lo que me hizo ver. De pronto había pasado un día entero y ... no pasaba nada. De hecho, sentí una relajación repentina y muy profunda. Los fines de semana seguro que fueron concebidos con este fin. Ahora nos dedicamos a llenar nuestro tiempo libre con cosas que TENEMOS QUE hacer. Aunque nos convenzamos de que son cosas que hacemos porque nos gustan, acaban adueñándose de nosotros y haciéndonos sus esclavos. Cuando se acaba la tarea de mayor prioridad, pasamos a la siguiente y ya no la disfrutamos tanto. En Jämi estaba al principio angustiado. Quería llenar el tiempo muerto con una de las mil cosas que hago normalmente los fines de semana, pero era imposible, no tenía los medios allí. Los deberes se quedaban sin hacer, la casa sin limpiar. Y al final, dejé ir la angustia y me sentí bien. Incluso me hacía ilusión volver a mis obligaciones después de todo el día sin hacer nada. Gracias a esta iluminación, y por el bien psicológico de la sociedad, exijo a las autoridades competentes que declaren el miércoles día oficial del no hacer nada. Ni trabajo ni ninguna otra obligación!
La otra reflexión es acerca de la 'tolerancia' de los Finlandeses. Siempre me estoy metiendo con mis compatriotas del sur de los Pirineos, así que hoy voy a descubrir una faceta de los Suomalaiset que me toca las narices especialmente. Resulta que aquí esto del individualismo está muy desarrollado y las personas son muy tolerantes con las necesidades individuales de otras personas, al parecer. Nunca antes de venir a Finlandia había visto que alguien se enfadase tanto como para incluso gritar y faltar al respeto por razones que yo jamás comprendería. Por ejemplo: el hambre. Y no estoy hablando de hambre de falta de nutrición y varios días de comer suelas de zapatos. Simplemente con la excusa del hambre he visto a gente ponerse conmigo como unos zorros. Preguntando a otro finlandés la respuesta será normalmente: 'Es normal, tenía mucha hambre.' Y quien dice hambre, dice cualquier otra excusa. 'Necesito mi espacio por las mañanas!' Y hala, a dar portazos y patadas a las paredes. Parece ser que cualquier pequeñez es admitida como disculpa ante un comportamiento que puede llegar a ser ofensivo. Me imagino a mi encabronado de tal manera delante de mi madre y por cada vez que empezase a desvariar como aquí, veo doble ración de 'hondonadas de hostias' cayendo sobre mi, una por comportarme mal, y otra por dar una excusa tan estúpida. En fin, si alguna vez tengo un mal día y acabo a tortas con alguien o acabo con mis vecinos a tiros, le contaré a la policía que tenía un pedo atravesado desde hacía varios días y que entenderán que en esa situación uno está especialmente sensible e irritable.
Buen fin de semana!
T

2 comments:

Juan Pablo Arenas said...

Estás guapísimo en tu arretrato con Ernie (ya que tú dices rimeic, yo digo Ernie). Me gustaría que me aclarases en qué circunstancias tus fineses amigos se enardecen. ¿Si los has invitado a comer y tardas en servir la pitanza? Acaso a esos herejes les vendría bien unos años de férrea ama de casa española que los metiera en cintura con prontitud: una madre de las nuestras que enseñaba inteligencia emocional con zapatilla y colleja. Por cierto, magistral la escena de “Erbag” y sus hondonadas de hostias. Vaya diálogo más absurdo y todo aliñado con el Danubio Azul de fondo.

Tobias said...

Pues la rabia matutina, normalmente es al despertar. Y los ataques de mal humor causados por hambre son más imprevisibles. Ningún patrón, tampoco falsas expectativas creadas por mi en invitaciones a comer. Igual requiere más estudio el asunto, pero que le dedique otro su tiempo, jajja.
T